lunes, 7 de enero de 2013

Journey of Saga - Segunda Parte


No era una trampa. Lo encontré, y también a aquel hombre, y me enseñó el Ciudadano Kane de los Videojuegos. ¿Pero sabéis qué? Aún no estoy seguro de que no fuera una broma.

Lo que sigue es el resumen de lo que ocurrió en esta estúpida misión, escrito hace dos semanas, cuando volvía a casa en uno de los barcos.

¿Estáis preparados? Yo no lo estaba. Oh, creía que lo estaba, pero no. Quizás vosotros sí.


Tío, estoy cansado. El Sol de ahí fuera es diferente. Osea, literalmente; no es el mismo Sol que tenéis vosotros. Mirad esa bombilla en el cielo, porque yo no puedo. No voy a estar bajo ella por lo menos una semana más.

Oh, el Sol de casa ilumina, claro. ¿Pero acaso quema? No. Cada día en casa es como si fuera el primer día de trabajo del Sol, nervioso bajo la atenta mirada del Sol jefazo de aquí. Te cocina. Mi piel no está más oscura, está más espesa.

Pero queréis la historia y yo quiero contarla, así que allá vamos.

Odio viajar, así que os lo podéis ir imaginando. Cuando era joven, viajar era lo que hacía cuando habían pasado 6 o 7 meses sin apenas darme cuenta. Pasaría la noche andando por el pueblo, pálido y con miedo, y al día siguiente me iría a algún lugar lejano en avión. En dos semanas me encontraríais sudando en algún baño perdido de quién sabe dónde, cagando mi estructura esquelética por completo.

Como si lo viera; estar cansado, enfermo, solo, cachondo, hambriento, sofocado, sudado y cabreado era mucho mejor que estar “bien”, porque cuando eres un miserable, los meses no van a ningún lado. Se convierten en empalagosos, pegajosos y amigables. Tienen todo el tiempo del mundo para ti.

Es un movimiento desesperado, sí, pero funciona de la misma forma que emborracharse. Viajar funciona si quieres conseguir la atención del tiempo y pasar un rato agradable con él.

(En caso de que os lo estéis preguntando, hay muy poco que investigar sobre el gran experimento de viajar borracho, excepto por la parte de lo ingenuo que puede llegar a ser un hombre cuando te metes en una mini furgoneta y te encuentras con un niño pequeño en tu regazo.)

Así que sí, odio viajar. También odio el Lejano Este. Y muy especialmente Language City. Entended mi dedicación, ya que he vuelto allí sólo por este viaje.

El problema era, que el sitio indicado era demasiado grande. De hecho, era tan escasa la información que sólo decía: Viaja al Lejano Este, y allí serás “encontrado”. La forma de la letra mostraba un autor habituado a escribir con caracteres asiáticos, así que si necesitaba encontrar algo en ese continente, tenía que estar en Language City.

Quizás no conocéis Language City. Si no, no investiguéis. Vuestra vida no lo necesita. Nadie lo necesita.

Básicamente, la historia empezó hace mil años, cuando Language City era la caravana mercante más grande de Asia, y se estableció como ciudad cuando los mercaderes de la zona decidieron ir allí en vez de a otro lugar. Hoy día es una ciudad de millones de habitantes, y según dicen, sus bordes son tan anchos que atraviesan montañas, lejos de la guerra y la enfermedad, y que los oscuros mercantes que la gobiernan lo hacen frecuentando los sistemas eléctricos y los paneles de seguridad de aguas residuales.

Problemas de este tipo no son de los que llamarías inesperados.


No tengo ni idea acerca del rollo espeluznante que rodea la ciudad, pero algunos rumores son bastante creíbles. Como por ejemplo que los legendarios vertederos de basura  existen allí donde se colapsan los hogares de los ciudadanos, porque es más fácil que reconstruir. Y de hecho he visto a bomberos negociando tasas de riesgo con residentes cuyas casas estaban ardiendo a 10 metros de distancia.

Pocas horas después de mi vuelo para intentar esta miserable búsqueda, ya había cometido varios errores clásicos, incluyendo el de “mantener una higiene básica”. La ducha que tomé en aquella casa de huéspedes que encontré me hizo oler como un accidente industrial, y había pelo en mi jabón cuando me lo pasé bajo el paquete.

Al menos la casa de huéspedes estaba bien. El propietario no parecía haber percatado los matices de su trabajo aún (“¿Quieres una habitación? ¿Por dinero?” Y sus ojos lechosos girarían completamente, como si estuvieran atentamente mirando el contenido de dos lavadoras), pero las sábanas eran limpias y el hombre del Este Europeo con quien había compartido habitación tenía un tamaño y un comportamiento que reflejaba haber comido ladrones como si fueran palitos de pescado. El tío crujía sus nudillos mientras dormía. Las tres veces que me desperté fueron por haber soñado con una gallina siendo estrujada.

Pero no podía quedarme en el hostal, por muy acogedor que fuera. Había viajado por una razón y después de la primera noche, me dirigí a “ser encontrado”.

Y encontrado fui, doy gracias a Cristo por ello, porque la polución atmosférica me estaba afectando muchísimo. Respirar no había sido tan difícil si hubiera podido sacar de nuevo el aire aspirado. No es broma, me soné la nariz en el bus al salir de Language City y lo que dejé en el pañuelo era negro. Aún no estoy recuperado. Mis pulmones necesitan riego ácido. Mi pecho necesita una hora de Super Mario Kart en fácil.

Entonces, por la noche fui encontrado: Primero, salí y avisé al primer conductor de taxi-moto que vi que no estaba hablando consigo mismo. No se conduce nunca en Language City. Nunca lo hagáis. Simplemente no se hace. Se lo dejas a los conductores de taxi, que son, a ojos de los hombres comunes, tubos de escape humanos y dispensadores de cinturones de seguridad.

Pedí que pararan la moto en el primer sitio sospechoso que vi, en alguna parte un poco lejos de una fachada donde ponía Apsara Bar. Metódicamente atornilladas había media docena de siluetas femeninas, moviéndose bruscamente hacia atrás y hacia adelante en dos imágenes animadas. A algunas les faltaba una pierna o un brazo, como si fueran tristes pero obedientes amputadas.

El bar daba la sensación de ser un armario gay gigante, y el asiento que escogí estaba cubierto de una tela roja acrílica bastante sucia, y raspaba desagradablemente según trataba de ponerme cómodo. Había un sofá de pelo libre, pero estaba muy cerca de la mesa de los turistas sexuales europeos que estaban tramando una excusa para confundirme con una prostituta. Durante el silencio entre canciones os juro que podía oír sus charlas sobre sus enfermedades venéreas personales. Sonaba como si alguien pusiese leche caliente sobre sus Choco Krispies, y contrastaba desagradablemente con mi cerveza fría y sin espuma.

Cada sorbo de mi bebida presionaba más duramente mi jetlag, y pensamientos depresivos atormentaban mi cabeza. ¿Qué estaba haciendo aquí? Buscando al Ciudadano Kane de los Videojuegos. ¿Acaso aquello era lo que realmente quería? Sí, obviamente. Pero tenía tantos juegos allí en casa, juegos que podría estar jugando justamente ahora…

Juegos como- Dios, ¿qué podría estar jugando? Deception en la PSX, Katamary Damacy en la PS2, o The Outfoxies en el simulador de MAME. Espera, ¿por qué tanto juego de Namco? Qué más podría estar jugando… ¿Dragon Age? No, no más Dragon Age. ¿Red Dead Redemption? Ese había salido el día en que me fui de casa.

Las horas pasaron mientras seguía sentado allí, con aquella música de bajo sacudiendo el aire húmedo y haciéndome sentir como si estuviera en medio de una pista de baile repleta de gente, aun estando en un rincón sentado. Más cervezas llegaron, a medida que el bar se llenaba e incluso llegué a estarle agradecido a mi horrible asiento.

Hasta que de repente, me di cuenta de que un joven asiático me estaba mirando directamente. No era como el resto de personas del bar, o más bien, no parecía una prostituta o un fan de ellas. Sin embargo me seguía dando la sensación de que era un capullo. Su estampado traje beige era demasiado grande para él y su musgosa corbata colgaba muy baja, casi tapando por completo el negro cordón extensible que usaba como cinturón.

¿Era aquello lo que estaba esperando? Empezó a caminar hacia mí. Mi boca se empezó a secar por todas las cervezas.

“¿Eres Mr. Quinns?” preguntó. Su acento era cerrado, y se sentía incómodo con las duras consonantes. “También conocido como Quintin Smith. Escribes para Rock Paper Shotgun. Tienes una columna en Game Set Watch.”

Me estremecí mientras pensaba con rapidez. Si sólo se retrasara un segundo… La carta hablaba de pruebas, o de ser probado, o algo así. ¿Era eso una de ellas? Si este tío tenía el Ciudadano Kane de los videojuegos, lo necesitaba.

Desplacé mi lengua sobre mis dientes. Sabía de juegos. Podía hacer esto.

“¿Cómo está usted, caballero?” dije, mirándolo desde arriba.

“S-Sí.” dijo con nerviosismo y expresión sólida. Era bueno. Y más frío que un témpano.

“¿Qué puede cambiar la naturaleza de un hombre?” dije, y me quedé mirándolo según dejaba mi cerveza en la mesa. “El día que un hombre deje de sonreír será el día que recordemos su sonrisa.”

El hombre parecía haber retrocedido. “Sólo vengo a entregarle un mensaje” dijo. ¿Estaba mintiendo? Subí la mirada lo más alto que pude, tensando mi rostro. Él se estaba incomodando, me di cuenta, pero no lo iba a dejar marchar de mi anzuelo tan fácilmente.

“Sé lo que eres” empecé, susurrando tan duramente como pude. “Eres el hombre adecuado en el sitio inadecuado. Eres el maestro de las ganzúas. Y yo un tío lo suficientemente chungo como para rescatar al presidente. Soy el legendario Solid Snake. Así que amablemente háblame de ese Ciudadano Kane de los Videojuegos.”

Lo miré, intentando no pestañear. El sudor estaba cayendo de mi frente, pero estaba penetrando en la voluntad de ese hombre. Lo podía sentir. “Está oscuro, tío” siseé, “probablemente te coma un Grue”. Manteniendo mis ojos clavados en él, empecé a tararear la canción de Noby Noby Boy, despacio y firme.

 (El texto original hace muchas referencias a juegos, aquí abajo la versión sin traducir y a su lado el juego al que hace referencia:

“What can change the nature of a man?” – Planescape: Torment - I said, and stayed watching him as I dropped my glass of beer onto the table. “The day he stops smiling is the day we remember his smile.” – Killer7 –

“I know what you are,” I began, whispering as harshly as I could manage. “You’re the right man in the wrong place. – Half Life 2 – You’re the master of unlocking. – Resident Evil – And I’m a bad-enough dude to rescue the president. – Duke Nukem – I’m the legendary Solid Snake. – Metal Gear Solid – So would you kindly tell me about this Citizen Kane of videogames.”

“It’s dark, man,” I hissed. “And you’re about to be eaten by a grue.” – Zork –)

Vi como aquel debilucho subía una bolsa de plástico de supermercado, subiéndola a la altura de los ojos. “¡Me han pagado para darte esto!” dijo. “¡No sé nada de Solid Snake!”

(La versión original hace un ligero chiste con Solid Snake, tomando literalmente la frase de Quinns: “¡No sé nada de serpientes sólidas!”)

Huh. Quizás aquello no era una prueba. Cogí la bolsa y el hombre empezó a caminar de nuevo hacia la multitud. Al otro lado del bar una prostituta vomitaba en el suelo, y cuando volví la mirada, el hombre ya no estaba.

Dentro de la bolsa había dos cosas. Lo primero era una nota, que decía lo siguiente: “El primer Maestro de cuatro te está esperando. Encuéntralo en el Templo Holy Money.”

Conocía ese templo. Era la mayor trampa para turistas de toda Asia, el cual es básicamente un continente de templos trampa para turistas. Siempre lo había evitado. ¿Pero qué era toda esa mierda de los Maestros? ¿Maestros de qué, exactamente? ¿De las gilipolleces? ¿De esperar en sitios escénicos?

La otra cosa que había en la bolsa era esto:


“Tabaco de Alta Definición”, aparentemente. Y había algo más dentro, también.


Algo muy extraño y un poco sexy estaba ocurriendo. Si quería encontrar el Ciudadano Kane de los Videojuegos, tendría que pelear por él.

Bueno, a la mierda. Estaba preparado.

3 comentarios:

  1. Bueno, habiendo leído esta segunda parte, lo que puedo decir de momento son dos cosas:

    1) No me gusta nada cómo escribe este tío (y eso, teniendo en cuenta que es redactor de profesión, me contraria un poco xD). También puede ser que en la traducción no transmita el mismo ritmo que en el original, no lo descarto y sería tan fácil como irme a mirar el original en inglés, pero de momento no estoy tan interesada.

    2) Todavía no pillo muy bien de qué va todo esto. ¿Fue algo que le pasó realmente o es una flipada para disfrazar un artículo? (U^_^)

    ¡Sigo leyendo! :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. 1) Soy un novato traduciendo, perdón. xDDDD Lo que sí te puedo decir es que el hombre este emplea muchas frases difíciles de traducir, como por ejemplo: "La moto situada entre mis muslos palpitaba como un luchador de lucha libre metálico pegado al asfalto." en la sexta parte. Así, a montones. La tercera parte se me hizo altamente difícil de traducir por ese aspecto, y muchas partes pueden parecerte un poco raras... Es lo primero que traduzco en la vida, y mi nivel de escritura no es demasiado bueno, que digamos.

      2) Es un relato inventado sobre él mismo intentando encontrar el juego perfecto, comentando cosas del mundillo de los videojuegos como la linealidad, la violencia y otros temas.

      ¡Espero que te guste, suerte con la lectura!

      Eliminar
    2. Gracias por las explicaciones ^_^

      No te preocupes por lo de la traducción, la intención no era criticarte, sólo comentar ese aspecto, pero que está ok, se entiende todo bien y ya sólo el trabajazo se agradece ;)

      Sobre el segundo punto, ya empecé a darme cuenta cuando leí la tercera parte, jejeje. A ver si hoy puedo seguir leyendo, sino pues mañana xD.

      Eliminar