Suelen ser muy pocas las veces donde nada más empezar un relato o una película, nos desvelan el final de ésta, sin usar el quizás demasiado frecuente flashback o retrospección. Narcissu es un claro ejemplo de ello. En los primeros cinco minutos logramos comprender cómo acabará todo, pues nos presentan el tema principal de la historia, la muerte de un par de pacientes terminales.
De duración corta (sobre unas 5 o 6 horas) y producida por los estudios stage-nana, Narcissu nos pone en la piel de un protagonista sin nombre ni rostro, completamente anónimo, ingresado en el piso 7F del hospital de Mito, en Ibaraki, una planta destinada a aquellos con enfermedades incurables, que no pueden hacer más que esperar pacientemente hasta el día de su muerte.
En esa planta, nuestro protagonista conoce a Setsumi, una chica 2 años mayor que él, de pocas palabras, que le pone al día de la situación: aquellos que se van, vuelven, y una vez parten por segunda vez, ya no pisan más el hospital. Entonces, y debido al terrible destino que se presenta ante ellos, toma una decisión, largarse de allí todo lo rápido que pueda, llevándose a Setsumi con él y vivir en libertad el poco tiempo que les queda.
A partir de ahí, empiezan un largo viaje contra el tiempo y la enfermedad, con varios impedimentos que harán aún más difícil la travesía, mientras deciden donde deberían ir a pasar sus últimos días juntos, porque la muerte cada vez está más cerca y muy pronto acabará con alguno de ellos como una guillotina que cae sobre un condenado a muerte.