sábado, 7 de marzo de 2015

¿Que yo tenía un qué?


¿Un plock? ¿Un vloc? ¿Un bloc? ¿Eso no era aquella herramienta que se usaba para escribir notas? ¡¡Ahh!! ¡¡Un blog!! Esas carismáticas páginas web donde cualquiera podía escribir sus opiniones y pensamientos, esperando que de alguna forma u otra, la gente se amontonase y leyera cada uno de los importantísimos textos que con gran ahínco el autor presentaba, esa información sumamente esencial para el ser humano, esas palabras por las cuales el gran pensador dejaba en constancia y para la posteridad sus grandes opiniones que el mundo merecía conocer.

Sí, eso. Ese chisme.

¡Pues sí! ¡Hace años yo mantenía y publicaba entradas en un blog! ¡Aquí estoy, preparado para recibir mi justo castigo y hacer frente a todos aquellos que creen que pueden acabar con mi pasado! ¡El futuro se construirá sobre el aberrante cadáver de vuestras ideas y pensamientos muertos! ¡Homo homini lupus! ¡Sub ipsum fumus sumus!