El día que me recomendaron Xenogears como uno de los
mejores JRPGs de la historia no consiguieron convencerme demasiado. Y
ciertamente, competir justo en la época de SNES y PSX con uno de los
géneros más explotados y recurrentes significaba la aparición de dos
posibles escenarios: El primero, que realmente llegara a ser uno de los
mejores JRPGs jamás creados, y el segundo, que solo la palabra decepción
pudiera resumir la respuesta a tantísimas críticas y elogios. Cielo o
infierno, ambas opciones estaban en el tintero.
Empecemos por el principio y analicemos los hechos.
Xenogears, como me imagino que sabréis todos por mi párrafo anterior, se
trata de un JRPG que fue lanzado por Square en la década de los 90,
mezclando curiosamente todos los elementos que forman el esquema típico
de los juegos de rol japoneses con el género Mecha, es decir, el género
de los robots gigantescos pilotados por humanos no tan gigantescos.
En el apacible pueblo de Lahan, Fei Fong Wong (o como me
gusta a mi llamarlo, Fei Long Dong o El Gran Boobalooza, no preguntéis)
pasa los primeros años de su vida (ya que fue abandonado en esa aldea
hace solo tres años con una amnesia muy profunda, impidiéndole recordar
sucesos anteriores) acompañado de sus vecinos, amigos y familiares más
cercanos, en víspera de la boda de uno de sus mejores amigos. Al lado de
un niño, o un adulto con problemas de estatura (o de entradas), espera
pacientemente el gran día, debatiéndose entre el amor que profesa por la
novia y la alegría que supone contemplar su felicidad en un día tan
especial para ella.
Y como era de esperar en una boda, las cosas se tuercen
repentinamente y sin avisar. Desde la más recóndita oscuridad de la
noche surgen varias figuras amenazadoras y con intención de acabar con
la próspera y pacífica tranquilidad del pueblo de Fei, unos misteriosos
colosos de metal tripulados con una sola misión en mente, oculta y escondida a
ojos del jugador. Estos misteriosos guerreros metalizados responden al
nombre de Gears, acabando con todo a su paso, provocando una gran
cantidad de daños colaterales, las secuelas de una guerra que se lleva a
cabo a través de todo el continente.
En el fragor de la batalla, justo en medio del gran caos
que estos colosos desencadenan en pocos minutos, Fei consigue entrar en
un Gear no tripulado y hacer frente a la amenaza que nubla su pueblo.
Surgiendo victorioso entre las cenizas de su hogar, los atacantes se
retiran y la calma vuelve a dominar las pacificas tierras de Lahan.
Al día siguiente, Fei se marcha del pueblo, intentando
alejar los problemas de sus amigos y familiares, ajeno a la aventura que
está a punto de vivir. Guerras entre facciones, misteriosos enemigos y
poderosos aliados, grandes máquinas de guerra y un mundo increíblemente
rico y detallado serán algunos de los ingredientes utilizados en la
creación de esta obra de fantasía épica con toques de rol y combates por
turnos, girando siempre alrededor de sus personajes y su genial
desarrollo a través de sus más de cien horas de juego.
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Fei, sincero hasta la médula. |
A lo largo del juego, numerosas e interesantes temáticas
aparecerán por el viaje de Fei, otorgando al jugador pinceladas de
filosofía de varios autores como Freud y Nietzsche, turnando lo que
creíamos como un buen RPG japonés en una muy interesante aventura
dedicada a jugadores ya adultos.
Muchos y muy complejos son los temas que se desarrollan en
Xenogears y su narrativa sigue fielmente este esquema de madurez y
seriedad, creando una narrativa muy especial que, dándose las
condiciones adecuadas, dejarán pegado al jugador en la lectura de cada
uno de sus largos diálogos. Y es que todo aquel que quiera adentrarse en
esta maravillosa odisea deberá hacerse a la idea de pasar horas delante
de cuadros de diálogo, la mayoría necesarios para el desarrollo de los
hechos.
Este mundo ficticio, visible solo a través de esta ventana
llamada Xenogears, resulta increíblemente grande a ojos del jugador,
tanto desde un punto de vista extenso como profundo, llegando a límites
de detalle insospechados. Este tipo de detalles en ocasiones serán un
poco densos, incluso aburrido para aquellos sin la motivación necesaria
para seguir el hilo de los diálogos e interesarse por el devenir de los
hechos.
Sobra decir que la historia está plagada de giros
argumentales muy propios de los JRPGs clásicos, lleno de momentos
impagables y un sistema de combate muy original. Como en el resto de
juegos de rol por turnos, podemos utilizar a Fei y compañía para
combatir enemigos, armados con las típicas armas de cada uno, utilizando
combos de movimientos y habilidades que se irán desbloqueando poco a
poco, sumado a unas cinemáticas al más puro estilo anime de los años noventa con una calidad bastante buena para la época.
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Los combates, siempre a base de combos y habilidades. |
En cambio, ese típico sistema de combates tiene un doble
filo, la otra cara de la moneda, mucho más destructiva y gigantesca, ya
que en ocasiones, en determinadas situaciones, lugares o escenas (y en
general, por todo el mapamundi) existe las posibilidad de subir encima
de nuestro robot y combatir enteramente con él, produciendo una gran
cantidad de daño comparado al que normalmente se conseguiría mediante el
combate cuerpo a cuerpo.
Estas ocasiones no serán contadas, ya que el juego ofrece
muchas oportunidades para divertir al jugador con estos combates, pero
no todo será tan bonito y agradable como aquí se expone. De igual forma
que existen amenazas para acabar con el jugador en los combates cara a
cara, también surgirá una grandísima cantidad de mechas enemigos que nos
harán la vida imposible en nuestro viaje, de todas las formas y colores
que podamos imaginar.
Para combatir a nuestros enemigos será necesario mejorar
tanto nuestras habilidades en el combate cuerpo a cuerpo como las de
nuestros robots, mejorando armas, armaduras, protecciones, motores y
todo tipo de mejoras para nuestro vehículo.
No se trata de un juego fácil, y con su increíble y extensa
narrativa ha llegado a conquistar una gran cantidad de corazones,
incluso entre aquellos que, pese a no tener un estrecho vínculo con los
JRPGs, se han visto inmersos en esta gran odisea, llena de grandes
momentos y geniales personajes, todo ello mediante un desarrollo
increíblemente bueno que lleva encantando a miles y miles de jugadores
desde su estreno en PSX.
Personalmente, después de jugarlo, no me
tiembla la mano al escribir que Xenogears también ha calado hondo en mí y
sin duda alguna, puedo afirmar que se trata de uno de los mejores
juegos de PSX que he jugado. Recomendadísimo.
Me gustaría elaborar más este análisis pero ya tendremos tiempo para ello en un futuro. Si realmente os gustan
este tipo de juegos, se trata de una parada obligada que todo el mundo
debería hacer una vez en su vida. Sobre el disco dos ya hablaremos la semana que viene
porque aún queda mucho, mucho que explicar.
Justamente es por el disco dos por el que tengo curiosidad, dado que sé que hubo proble-... bueno, eso, la semana que viene mejor.
ResponderEliminarPor cierto, ¿algún tema de censura? Oí rumores de que la versión occidental pasó un filtro muy chungo.
Si no me falla la memoria, la censura de Xenogears tuvo algo que ver con nombres y cambios de retratos de una versión a otra, como llamar Ethos a la Iglesia, en vez de otros nombres más genéricos o que puedan relacionarse con la Religión Católica.
EliminarPor lo demás, no vi nada que realmente pudiera ser motivo de censura. Las escenas de sexo de Xenogears (porque sí, las hay) se mantenían ahí, dejando claro lo que ocurría, y quien ha jugado hasta el final sabrá que en la última hora de juego hay escenas que, si hubieran pasado un filtro de censura, no podríamos llegar a ver en occidente.
Tampoco estoy muy informado sobre ello, pero creo que no es una censura tan exagerada como la pintan.
Nunca jugue este juego lo unico que se que es similar a xenosaga y otro juego como que son versiones calcos actuales y no tanto pero bue tampoco el genero mecha no me emociona tanto
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