martes, 8 de diciembre de 2015

Xenogears (PSX) - Disco 2


Y seguimos con Xenogears, pero esta vez haciendo punto y aparte y tratando su segunda mitad como algo muy, muy especial, llegando a necesitar una entrada entera para hablar de un tema tan peliagudo. 

No es un secreto que algunas continuaciones dentro de un mismo juego hayan sido tema de debate, como es el caso de Final Fantasy VIII y su primer disco, que difiere en gran medida con el resto del juego, aportando un realismo muy interesante que, una vez dado el cambio de disco, se rompe en mil pedazos para desarrollar una aventura más orientada a la ciencia ficción.

Este curioso límite entre un estilo u otro no aparece en Xenogears, ya que su argumento se encuentra ya perfilado desde un buen principio, contando de principio a fin una historia que ya venía diseñada desde los primeros minutos de juego (desde el ataque a Lahan que os comentaba la semana pasada), sin demasiados puntos ilógicos que desencadenen agujeros en la trama.

¿Pero por qué, entonces, es la segunda parte de Xenogears tan diferente a la primera, si de hecho, la historia no sufre ningún bajón ni un cambio radical en su contenido? Por una gran cantidad de razones que pasarán a enumerarse en esta entrada tan especial y dedicada a uno de los disco más curiosos de la historia de los videojuegos.

Empecemos por el principio, como me gusta decir a mí, y es que, al acabar el disco uno, surge una pequeña introducción a modo de flashback de lo que parecen ser los protagonistas de la aventura. Después de esta curiosa escena, llegamos a un escenario ya jugable que se encarga de poner al jugador al día de los acontecimientos ocurridos al final del primer disco. Unas cuantas batallas, unos diálogos, y de nuevo, oscuridad.

Cuando el oscuro velo cubre la pantalla por segunda vez para ocultar unas fulminantes letras, y una vez en un escenario que ya debería conocer el inocente jugador, aparecen nuestros protagonistas de nuevo, sentados en su poderoso trono, narrando una historia. Una historia que no sabemos por qué, nos trasmite una terrible y espantosa sensación.

Estas pequeñas introducciones, o textos cerrados, sin ningún tipo de respaldo jugable, desentrañan lo que será Xenogears a partir de su segundo y último disco: Un seguido de escenas narradas que resumirán todos los hechos ocurridos más allá de ese fatídico límite entre discos, todas ellas siguiendo una misma pauta que nos sacará más de una lágrima al narrar increíbles y geniales escenas que nunca, jamás, podremos llegar a jugar.

Delante del jugador aparecerán algunos de los personajes estrella del juego que empezaran a narrar cada uno de los eventos que vivirán nuestros protagonistas, como una especie de monólogo, algunas veces dejando breves diálogos, escenas y combates breves entre ellos, pequeños destellos de jugabilidad en forma de cuentos interactivos.

Bienvenidos al Disco 2.

En cierto momento notaremos como esta cruel pesadilla parece acabarse, dejando al jugador en una mazmorra, y otorgando un poco de interactividad en todo este asunto. Pero cuidado, porque una vez acabada... Efectivamente, vuelven los monólogos.

Y así hasta cerca del final del juego, un momento que, como en muchos otros juegos, se hace notar irremediablemente, y en el cual los ánimos del jugador se encuentran en límites exageradamente bajos, se produce el milagro: Vuelve la libertad, vuelve todo aquello que parecía perdido, vuelve Xenogears.

En los últimos momentos, el mundo se abre ante el jugador y descubre que sus mayores deseos pueden cumplirse, y de hecho, lo hacen, abriendo el mapamundi y dejándole disfrutar de los combates, los diálogos y muchos de los detalles que a mitades del segundo disco parecían perdidos.

¿Pero qué hay mas allá de esta pequeña brecha? Muchas posibilidades en el grande y extenso mundo de Xenogears, pero un horizonte no del todo prometedor. Efectivamente, pues cono he dicho anteriormente, el final del juego está cerca y el tiempo se queda miserablemente corto, así como el contenido del juego.

Una/un par de mazmorras y todo habrá acabado. Mazmorras grandes, en especial la última, enormes colosos que harán sacar de quicio al jugador más paciente, pero sin la capacidad de justificar la mayor parte del segundo disco, dejando un juego incompleto, con su argumento ligeramente intacto pero sin esa esencia que en el primer disco nos enamoró y encandiló como muy pocos JRPGs han sabido hacer.


La ira del jugador es tanto implacable como comprensible, y el segundo disco de Xenogears ha entrado bien hondo en la cultura popular, sin que los desarrolladores llegaran nunca a pronunciarse por semejantes cambios de un disco a otro. Todos los indicios indican un desarrollo con prisas, un lanzamiento prematuro que obligara a los desarrolladores a tomas duras decisiones sobre este segundo disco, o incluso una falta de financiación que explicaría perfectamente la reutilización masiva de recursos y el sistema de monólogos que pasan impunemente frente a los ojos del jugador.

¿Y sobre el final, qué? Afortunadamente, el final conserva todo su esplendor y no parece estar tan resumido como la mayor parte de hechos del segundo disco, por lo que aquellos que tengan pensado jugarlo en un futuro pueden respirar tranquilos. Generalmente, toda la parte final del juego, tanto mazmorra como batalla final están perfectamente integradas, incluidas cada una de las escenas y cinemáticas finales.

De todo esto deducimos que, efectivamente, el segundo disco está incompleto, resumido irremediablemente por unos u otros motivos, esbozando un límite tan grande entre el primer y segundo disco que resulta impensable su comparación.


Pero pongamos los hechos sobre la mesa y analicemos la situación: Pese a todo, Xenogears ha conseguido escalar hasta la cima de los JRPGs, llegando a convertirse en un referente mundial del género, y un modelo a seguir para una gran cantidad de títulos, todo esto en una época plagada de juegos del mismo estilo y una competencia desmesurada en cuanto a RPGs se refiere.

Y en contra de todas las adversidades, Xenogears sigue en pie, entrando en este blog como un peso pesado, considerado por muchos uno de los mejores RPGs habidos y por haber y, muy importante, creando una saga de juegos propia, algo que dice mucho del éxito del juego original.

Lo único que podemos sacar en claro aquí es que, por muy incompleto que sea su segundo disco, por muy apresurado que haya sido su desarrollo, por muy falto de financiación que haya sido su diseño, Xenogears sigue siendo indiscutiblemente uno de los mejores juegos de PSX, y eso es mucho decir de un título con tantas fallas como las que aquí se enumeran. Pese a todo lo comentado, sigue siendo uno de las grandes.

Al empezar a jugar no tenía ni idea del estado de su segundo disco, y reconozco que me sorprendió muchísimo el cambio de su primera a su segunda parte. Después de escuchar tanto elogio, estaba claro que acabaría formando parte de uno u otro extremo, y cuando por fin he contemplado el cuadro completo con todos sus puntos positivos y negativos, he de confesar que sí, lo reconozco, me ha encantado y lo recomendaría a todo el mundo. Hasta a aquellos que no sean fans de los Mechas, como es mi caso.

Desde aquí también me gustaría recomendar uno de los LPs que más me han hecho reír, hablando precisamente de este juego, no como algo sustitutivo del juego sino complementario, porque leer el LP de TheDarkId después de jugar cada capítulo de Xenogears es uno de esos felices momentos que no cambiaría por nada del mundo. A continuación os dejo el enlace correspondiente: Xenogears (por TheDarkId)

No hay comentarios:

Publicar un comentario